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Atrévete a vivir industrializado

Disfruto todo lo relacionado a la construcción industrializada y lo mejor de todo es que no nací prefabricador, sino que me convertí. Fue un proceso de evolución profesional marcado por la búsqueda en lograr un mejor desempeño en los proyectos, tanto en plazo, costo, sustentabilidad y rentabilidad, pero también fortuito. Conoce mi historia a continuación…

grados parte 2

Cuando frente a ti aprecias los resultados de productividad, cero generación de residuos, mínimo uso de mano de obra, construcciones terminadas en reducidos plazos, ingreso y salida de faena sin utilizar oficinas ni instalaciones (generalmente), paramentos lisos, planos y aplomados que no necesitan nuevas cargas de materiales de yeso y pasta (minimizando el sobreconsumo de material para terminaciones), sin reparaciones, etc. Me sorprende que todavía no sean más lo que aprovechen los beneficios de la construcción industrializada (CI) con prefabricados de hormigón. Si hoy varias empresas constructoras e inmobiliarias están llegando a construir incluso 100% prefabricado viviendas con fundaciones, radier, muro y losa, nuevamente me pregunto ¿están equivocados?, ¿están perdiendo dinero?, o ¿su estudio de precios es de otra dimensión y no se compara con la construcción tradicional que ellos mismos hacían? Saben muy bien, porque tienen todo parametrizado y realizaron una evaluación adecuada de los beneficios del uso de los prefabricados de hormigón.

Si recuerdo los grandes proyectos tradicionales en los que tuve la oportunidad de participar, con importantes estructuras de recursos en equipos, asignación de materiales y mano de obra, continuas coordinaciones y una alta cantidad de eventos de control de avance y calidad, y seguridad, quedaban en evidencia siempre problemas de tiempos muertos, espera en llegada de materiales, pérdida de accesorios y materiales, reparaciones, cuadrillas incompletas, retrasos en llegada de camiones de hormigón con horas extras, eventos puntuales y aislados que aunque podían ser menores, en su conjunto sumaban días y semanas de retraso y aumento de costos.

Vivir industrializado es abordar los proyectos en edificación (casas y edificios), industrial (naves), vialidad (puentes y pasarelas), energía (subestaciones y plantas) y minería (todas las áreas de procesos) con una metodología muy clara e integradora, siempre estableciendo la importancia que la articulación en etapa temprana, incluyendo el uso de plataformas BIM y digitalización con la participación de todos los actores, permite lograr un proyecto exitoso. Hay que empujar a que todos aporten ya que te sorprendes cuando en una reunión ampliada con diferentes profesionales cada uno aporta con mejoras en perspectiva global y también cruza a las de otras especialidades ¡es muy enriquecedor!

Entonces, aprendes a salir de ese estado de confort donde crees que sabes mucho de un tema y te das cuenta que muchos saben más que uno. El rol por lo tanto se modifica a un liderazgo integrador que invite a todos a generar un cambio que beneficiará al conjunto.

¿Cuándo me convertí?

Era el año 2008 y un gran amigo me llama para comentar que estaban buscando a un profesional que ocupará una plaza relacionada a hormigones en el proyecto “Extensión de la Línea 5 del Metro a Maipú”. Después de dos entrevistas tipo PSU con Mario Iglesias y Alejandro Albertz, en ese tiempo Conpax y Tecsa respectivamente, me incluyen para administrar dos subcontratos mayores de provisión de vigas prefabricadas pretensadas que en conjunto sumaban 938. El viaducto que ustedes aprecian en la Avenida Pajaritos con 3,1 km, 109 tramos, y cada uno compuesto por un tablero de 8 y 9 vigas topadas pretensadas y en segunda etapa postensadas, fue la luz para convertirme en prefabricador.

Desde ese momento, no me he detenido.

Esta columna la puedes encontrar en la revista www.negocioyconstruccion.com a la cual puedes suscribirte gratuitamente.