SI LO CONSTRUYES, ÉL (ELLOS) VENDRÁ(N), al campo de los sueños industrializados
Nací en Arica y desde muy pequeño viví toda mi infancia en Iquique, la tierra tira, siempre digo que soy iquiqueño. Era la década de los 80, ocupar el tiempo y pasarla bien era hacer muchas actividades deportivas, entre playa (paletas), karate, ping-pong, atletismo, pero el béisbol (baseball) fue uno de los deportes que más me gustó. No recuerdo cómo llegué a ser parte del equipo Hijos de Tocopilla, de seguro, mi madre me inscribió. Éramos un equipo nuevo, ningún especializado, yo cátcher y también de short-stop versus a equipos avezados como The Gainers y Crisol. Les resumo la historia, durante varios años, nunca ganamos, ¡nunca!, por lo tanto, imaginen a un grupo de chicos esforzándose para darle la pelea a dos equipos y lo que más logramos fue llegar a empatar durante el transcurso de un partido, o llevar la delantera cuando teníamos la prioridad en bate (por las vueltas). Alabo el cariño, dedicación y paciencia de nuestro entrenador, Carlos Bugueño y la de nuestros padres que nos acompañaban en cada partido... Pero el equipo de menores con los hermanos Kassra, Saúl, mi hermano y Patricio Barrera, les fue mucho mejor, como que hubieran nacido jugando béisbol.
Cuando ves la película Fields of dreams, de Kevin Costner (protagonista), la melancolía del baseball te llega nuevamente, y se mezcla con esa voz que le decía, “si lo construyes, él vendrá”, y luchando contra todo pronóstico porque estaban en quiebra ¿lo construyó?
Diseñar, especificar, asistir a un montaje, vender una solución constructiva, ver la estructura terminada, es muy diferente a montar, construir, vivirla, disfrutar y sufrirla, también. Es decir, ser uno más del equipo de construcción te brinda una perspectiva real de todos los detalles y procesos a ejecutar, y sacarle varias cáscaras a la demagogia de la construcción industrializada que levita en la industria.
Todo el ecosistema habla de dos momentos, dos fotos; la primera, el diseño y la segunda, la solución terminada industrializada, pero muy pocos, mejor nadie, muestra el proceso y generalmente pasa un tiempo variable, que no vemos por cierto, entre estos dos eventos. Y nos quedamos con la duda sobre si es un proceso industrializado.
Los resultados industrializados increíblemente se están logrando con procesos semi-industrializados y también artesanales. ¿Esto es malo? No, al contrario, es muy bueno porque existen varias oportunidades para industrializar procesos y obtener mejores desempeños, es decir, se puede ser más productivo. Pero no es bueno desde el punto de vista de cómo el fin está justificando los medios.
Sobre “si lo construyes, él vendrá”, es la mejor manera para representar mi alegría de haber montado y construido una vivienda y revisar absolutamente todos los detalles y ser parte de ellos para lograr un resultado industrializado. Vívalo, de verdad, van a disfrutarlo.
¿Quiénes vendrán? Todos, desde los escépticos, obviamente que necesitan más información para convencerse, los early adopters para impulsarlos aún más y los industrializados, que miran que es posible incluso mejorar los rendimientos de los actuales métodos de construcción industrializada que utilizan.
El campo de los sueños es la industria de la construcción donde muchos que siguen construyendo tradicional, con baja o nula rentabilidad, sacrificando calidad (la principal razón de tanto problema de postventa), con alto nivel de escombros (residuos), con materiales que no llegan a su ciclo de vida útil especificado, son ahora y nuevamente los que tienen la oportunidad de decir, ¡VOY! ¡Lo construyó, iré a verlo! Ahora le creo más
El montaje de estructuras es una de las tareas más desafiantes que existe porque se debe lograr conectar piezas de lego en una base, punto o nivel determinado. El terreno nunca está adecuadamente determinado (nivelado) – entre líneas lean que las fundaciones también deben ser prefabricadas de concreto - y la piezas nunca son perfectas como lo son en un juego de lego.